Como ya se fue este año horrible dejándonos un mal sabor de boca, solo nos queda para poder volver a la rutina diaria con un poco más de alegría, la esperanza de la Lotería del Niño y los Reyes Magos.

No me gustan los juegos de azar, soy de las que pienso que sin esfuerzo no se valoran las cosas y como sabrán el esfuerzo de comprar lotería, es mínimo, aunque sí es cierto que para algunos este año ha sido un gran sacrificio poder gastar unos euros en un boleto.

Así que se me reducen las expectativas a nuestros viejos y querido Reyes Magos, tan cómplices de nuestros sueños y tan culpables de los mismos si no los conseguimos.

Hace tiempo que nos vimos las caras y comprendimos que a veces un gesto de cariño a tiempo vale más que cualquier regalo que pudierais traerme. Por eso, en el día de hoy, cuando quedan pocas horas para que paséis por mi casa, quiero que leáis esta carta.

Como siempre os pondré la copita de anís y los polvorones para que lo compartáis conmigo y, en esta ocasión, pocas cosas os voy a pedir.

Queridos Reyes Magos:

No quiero que me dejéis regalos envueltos en celofán cuando los bolsillos de los que me rodean están vacíos, ni quiero que me sorprendáis con regalos cuando hay muchos niños que no van a poder recibir uno.

Como en este año las noticias que recibía desde mi humilde televisor han sido de recesión económica; brotes verdes que más que verdes están pajizos; desahucios hipotecarios; políticos de bolsillos grandes y agujeros pequeños; e iluminados chavistas antidemocráticos , ofensivo a veces para el aparato auditivo. Os pido me traigáis una televisión donde las noticias sean reales y realistas, donde las palabras sean voces moderadas por el respeto, donde el sonido se nivele automáticamente calmando los ánimos y donde la cultura sea prime time en todos los canales.

Como además este año hemos comprobado como los señores de los bancos han visto crecer sus bolsillos con comisiones desorbitadas y tarjetas «tragaperras», a costa de los que realmente curramos para llegar a fin de mes, os pido, muy en serio, que la cárcel no les sea impuesta como si fuera un albergue de verano y que a la Justicia se le caiga la venda de los ojos, su balanza se mantenga firme y que la espada sea la metáfora perfecta de sentencias bien aplicadas..

Mis queridos Reyes Magos, mi carta es muy cortita, sentaos conmigo esta noche en el sofá de mi casa, contadme anécdotas de las que nunca había escuchado, contadme chistes que me hagan reír hasta que se me salten las lágrimas, tomad una copita conmigo y brindemos por el nuevo año, porque no me hace falta nada más.

Me doy «por satisfecha» por tener unos hijos que me adoran, aunque cada uno lo exprese a su manera durante los 365 días del año; me doy «por sorprendida» cuando tengo a mi lado unos padres que todavía, a mi edad, se desviven para que no me falte de nada; me doy «por regalada» al mirarme a los ojos de mis nietos y poder sonreír con ellos; me doy «por agraciada» cuando después de 20 años sigo manteniendo mi trabajo, el cual disfruto y sufro día a día; y me doy «por merecida» cuando algunos de mis libros y mis artículos se leen todavía.

Y los regalos, déjenlos a otros que seguro lo disfrutan más que yo. Solo quiero teneos a mi lado esta noche, encontrarme en la profundidad de vuestras miradas, abrazarnos para olvidar todo lo malo que nos ofreció el pasado año porque de ello aprenderemos y abrazarnos de nuevo, para que lo que nos espera, si es bueno, saber aprovecharlo y si es malo, saber cagarlo a las espaldas como las alforjas que llevan vuestros camellos.

Sí, mis queridos Reyes, este año no quiero que trabajéis mucho porque ya sois mayores y son muchos los brazos que piden vuestra ayuda. No os preocupéis por mí, yo soy feliz con el regalo que me ha dado la vida, que es tener a mi familia a mi lado.

No pido más. Cuando salgáis por la ventana comprobad solamente si estoy bien arropada, porque mañana quiero poder levantarme y encontrarme de nuevo con toda mi pequeña familia a mi lado.

¡Hasta el año que viene!

por Nurya de Khessassi.