ARTÍCULO ONDA CERO: LA VIDA CULTURAL EN EL CAMPO DE GIBRALTAR. 07/02/17
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No nos podemos quejar los campogibraltareños de carecer de actividades culturales en la comarca. Desde Tarifa hasta Sotogrande, pasando por Jimena, los distintos consistorios se afanan cada mes en competir, para que la oferta cultural no decaiga. Así nos encontramos con mercadillos artesanos, conciertos, teatro, cuentacuentos, conferencias y presentaciones de libros. Ahora bien, si la calidad es mejorable o no, eso lo dejo al gusto del consumidor.
Entre todas estas actividades, el fomento a la lectura es hoy en día casi obligatorio en todas las bibliotecas municipales a través de los clubs de lecturas, impuestos eso sí, tengan o no aforo suficiente.
Multitud de talleres conforman la oferta educativa, desde talleres de cine, pasando por informática y terminando por sexología. Que me parece estupendo el dinero que las arcas municipales emplean en todos ellos, pero echo en falta un taller fundamental, que en épocas pasadas fue un puntal importante para muchos de nosotros y que en este momento, ni se le ve ni se le espera en la oferta educativa. Me refiero, por supuesto, a los clásicos talleres de escrituras.
Es verdad que de un tiempo a esta parte, los escritores han florecido como champiñones, con su libro de autoedición bajo el brazo. También es verdad, que la mayoría se creen que no necesitan aprender más porque, con su libro autoeditado o publicado en alguna editorial de andar por casa, se sienten en la piel de un Cela o un Neruda, y que nadie les tosa porque son muchos los que les aplauden la osadía de publicar, aunque nadie termine de leer sus obras compradas por compromiso. Y comento esto con buen conocimiento de causa.
Que yo sepa, ahora mismo están en activo dos talleres de escrituras, uno de poesía impartido por el escritor Ismael Cabezas, a título privado en la Casa de la Cultura de La Linea, cedida por el ayuntamiento para tal fin; y un taller de escritura creativa, impartido por Josefina Núñez en los boxes de Alcultura y de carácter gratuito. Entre los dos talleres no sumamos más de 20 personas.
El año pasado un solo taller de narrativa impartido por la escritora madrileña Sonia Aldama, en los salones del Museo Cruz Herrera y de iniciativa privada, llegó a reunirnos a unos 8 alumnos
¿Y los escritores y principiantes en el arte de escribir dónde están? ¿No necesitan aprender nada más?
Pues yo, que no soy una nobel en lo de juntar palabras precisamente, asisto puntualmente a estos talleres, con la humildad de saber, que no se nada. Y les agradezco enormemente el tiempo que emplean en enseñarnos lo que saben, porque nunca he encontrado a una persona de quien no haya aprendido algo nuevo. Y si gratificante es enseñar, aún más gratificante es aprender y más cuando se trata de saber escribir mejor, que falta nos hace en este mundo de wasaps, twitter y demás.