Artículo para ONDA CERO ALGECIRAS: MUJER, LEVÁNTATE Y LUCHA POR TU VIDA. 13/11/15
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Mi artículo hoy va dedicado a esa mujer que sufre en la soledad de su casa el miedo, el terror y la impotencia. Mientras muchas luchamos por conseguir la igualdad en la vida personal e intentamos romper ese techo de cristal que la mujer aún padece en la vida profesional, cada semana una mujer aparece muerta a manos de su terrorista-asesino.
Podemos manifestarnos, hacer estudios estadísticos sobre si existían denuncias o no al respecto, podemos escribir novelas, artículos y crear debates en televisión sobre el terrorismo doméstico que muchas mujeres sufren pero seguimos sin poder evitar sus asesinatos.
Cuando una mujer sufre este tipo de terrorismo en su casa, lo primero que intenta es ocultarlo, por vergüenza en primer lugar y por miedo en particular, porque la vergüenza a reconocer lo que permite, le oprime el alma y el miedo a una nueva represalia, le paraliza la mente. Pero cuando ese terrorismo machista se convierte en rutina, ya no se puede ocultar más. Cuando una mujer fallece alguien sabía que iba a ocurrir: un hijo, un vecino, una madre, un hermano… siempre se sabe o se intuye algo.
¿Por qué entonces no se actúa? ¿Por qué se espera el desenlace sin hacer nada? El ser humano por naturaleza intenta evitar los problemas ajenos porque con los propios ya tiene bastante, pero el mirar hacia otro lado, el pensar que todo cambiará por si solo o que no es para tanto, puede llevar a una mujer, sea de 15 o de 50 años, a la tumba.
Y no me puedo creer que nadie supiera nada. Cuando una mujer es maltratada le cambia el carácter, se vuelve reservada, intenta evitar el contacto con las personas que la rodean, se le nota el miedo en la mirada. ¡No, no me puedo creer que nadie se dé cuenta de ello!
La violencia hacia la mujer no es algo nuevo, eso lo sabemos, pero no por ello podemos hacer oídos sordos a una mirada esquiva, a una tristeza en la cara, a un moratón por una supuesta caída. Podemos cambiar las leyes, por supuesto. Pero sobre todo debemos cambiar nuestra forma de observar a las mujeres. Y nosotras principalmente, por esa intuición femenina que nos caracteriza, somos las primeras que lo detectamos. Actuemos entonces aunque la afectada lo niegue, nos lo impida o nos argumente cuánto lo ama. Da igual. Si no la cogemos de la mano, la sacamos del territorio de su asesino y le ofrecemos seguridad, jamás va a reconocer el infierno en el que vive.
Porque lo que necesita una mujer maltratada es seguridad, saber que no va a estar sola, saber que hay una vida mejor sin su agresor. Y esa seguridad en un principio solo se la pueden ofrecer las personas más cercanas. Después vendrán las denuncias y los psicólogos que son fundamentales para que no vuelvan a recaer en las garras de su asesino, vendrán las terapias, las asociaciones de mujeres y la búsqueda de empleo si hiciera falta, pero si no hay una mano tendida que le quite los grilletes, seguirán muriendo de forma anónima dentro de sus propias casas.
El próximo 25 de noviembre es el Día Internacional contra la violencia de Género ¡Hagamos que ese día no sea el día de las víctimas, si no el día de la victoria de la mujer! En nuestras manos está cambiar el mundo para que el mundo, no cambie sin nosotras.
