por Nurya Ruiz Fdez. 05/04/19
Hoy la vida se ha levantado como el día, triste, lluvioso, amargo, con un regusto a impotencia y una lágrima en la guantera del coche.
¿Eutanasia, suicidio, derecho a morir dignamente, la vida por encima de todo, la muerte como última alternativa?
Primero fue Ramón Sampedro, tetrapléjico, hace 21 años era un desconocido hasta que decidió asumir su propia muerte como algo natural, y su compañera, apoyó y ayudó la iniciativa de querer irse en paz de este mundo.
Hoy después de tantos años, una mujer anónima aparece en primera plana, su marido Ángel Hernández se auto-inculpa de ayudar a morir a su esposa enferma de esclerosis múltiple.
Recuerdo las palabras de Charli Chaplin cuando decía “me gusta caminar bajo la lluvia porque así nadie puede notar mis lágrimas” Así me siento hoy, no quiero que las lágrimas me nublen la mirada, pero tampoco quiero que la lluvia borre la huella de tantas pisadas, que chapotean en el underground de la medicina, en los recovecos de los goteros, en los escondites de las almohadas, que gritan sin hacer ruido, porque solo quieren dejar de sufrir, y dejar de hacer sufrir a los que lo cuidan.
Yo no sé si algún día, si llegara ese momento, tendría la fortaleza suficiente como para tomar esa última decisión. Quizás amo tanto la vida, que un solo aliento sería un hálito de esperanza para seguir aferrada a mi existencia. Pero esto es muy fácil decirlo desde el sillón de nuestra casa, escuchando las noticias a la hora del almuerzo.
Algunas personas caminan bajo la lluvia, otras simplemente se mojan. Y eso es lo que hizo en su día Sampedro y ayer Mª José Carrasco, ellos conocieron el infierno de vivir en una tortura continua, y sin poder moverse, caminaron bajo la lluvia, se empaparon de agua, mojaron a sus más íntimos, y ambos, agarrados de la mano, hace 21 años entonces y hace 1 día ahora, afrontaron ganar una batalla como se afronta perder una guerra, con la cabeza alta, las manos entrelazadas y la lluvia empapando sus ojos llenos de lágrimas.
Hay días en que la lluvia parece haber sido inventada para acompañar las notas tocadas lentamente con un saxo. Y hoy es uno de esos días. Ellos se han ido, quedan aquí sus recuerdos, su historia grabada en vídeo, pero sobre todo, quedan las personas que ayudaron a tomar la última decisión de la vida, y se quedan aquí con sus dudas, sus miedos, solos, abandonados de todos y apoyados por nadie, porque sus decisiones fueron gritos ahogados bajo la lluvia.
Hoy, como decía el poeta francés Paul Verlaine “llora en mi corazón, como llueve sobre la ciudad” aunque nunca llueve eternamente.