Artículo de opinión: Siria, cometas de colores. Por Nurya Ruiz. 13/04/16

Artículo de opinión para Onda Cero Algeciras por Nurya Ruiz.

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ARTÍCULO ONDA CERO ALGECIRAS: SIRIA, COMETAS DE COLORES. 13/04/16

La noche, como desde hace tiempo, aparece estrellada. Silbidos como de cometas recorren los techos de casas humildes, de casas repletas de mujeres que rezan a Alá para que sus hijos puedan tener un futuro, el que sea, pero que puedan tenerlo.

Casas donde los niños juegan al escondite debajo de las camas, tapándose los oídos.

La noche parece una feria y el firmamento estalla en miedos de colores.

Nadie sonríe, la alegría voló por los aires y abandonó la tierra que la vio nacer.

La noche parece una feria, y los colores de las estrellas se mezclan con inocentes bermellones, que salpican las paredes encaladas y desparraman por las esquinas, pisadas hambrientas en busca de silencio.

Un niño de ojos como acuarelas oye un silbido que no le es ajeno y con su pequeña manita, agarra con fuerza la mano de su hermana, mientras desde la ventana observa una bola de fuego cruzar el cielo como un cometa.

Yaiza, abraza al pequeño Yussuf, y con lágrimas que le queman los labios, le dice a su hermano muy bajito, en un susurrro: Pide un deseo, ahora, antes de que desaparezca y la noche se vuelva negra de nuevo por un ratito.

Y el niño de ojos de platos, tapándose los oídos, la mira pensativo y le dice: Hermana, mi deseo es, mi deseo es…que esa bola de fuego que cruza el cielo sea… una estrella fugaz.

Y los dos se abrazan mientras les llega a horcajadas olor a carne quemada, polvo y ruido, mucho ruido. Ruidos de llantos, ruidos de hambre, ruidos de muerte, ruidos de injusticia que Yaiza y Yussuf no entienden.

Esta es la historia de todos los niños que nacen en zona en conflicto de guerra mientras en occidente nuestros niños observan el cielo y conocen el nombre de las estrellas. Esta es la historia de todos los niños nacidos entre escombros y sonidos de misiles rozando sus orejas, mientras en occidente nuestros niños escuchan música en el móvil y recorren las calles sin miedo a cruzar la carretera.

¿Y nos preguntamos todavía de qué huyen? ¿Por qué vienen a usurpar nuestro territorio? ¿Y somos capaces de almorzar tranquilamente delante del televisor a la hora del telediario, mientras niños inocentes, con ojos de miedo ni siquiera saben si llegarán a cumplir un año más de vida? Nunca la guerra podrá justificar la muerte de la inocencia pero lo peor de todo es que jamás la indiferencia podrá justificar la falta de justicia.

Como siempre Benedetti me auxilia con sus versos y en su soneto a la guerra, nos recuerda que: con Biblia, Talmud, Corán y Tora siempre habrá un dios para apoyar la guerra.

Así es y así lo siento.

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